domingo, 8 de mayo de 2011

COMPETENCIAS EMOCIONALES DEL PROFESOR


Escrito por Karla Campaña:

http://saladeprofes.com

“Podrían engendrarse hijos educados si lo estuvieran los padres”

(J. W. Goethe)

“HE leído un libro bastante interesante y sobre todo práctico, se titula: " El profesor emocionalmente competente, un puente sobre "aulas" turbulentas".

Su lectura me llevó a analizar si como docente poseo competencias que me permitan abordar situaciones que requieren habilidades que se diferencian mayormente de la disciplina en que me desempeño.

Pensaba si estas competencias las había desarrollado durante mi formación inicial, si las tenía de antes como "valor agregado" o si la práctica me permitió desarrollarlas. En otras palabras, me preguntaba si los docentes somos capaces de abordar y no "quemarnos" con ciertos hechos que muchas veces nos ponen al límite en la sala de clases, con colegas o con el jefe y que nada tiene que ver con la vocación palabra tan manipulada hoy en día a raíz de las becas para los estudiantes de pedagogía.

Tema, que por cierto, todos se las dan de expertos y quieren opinar aún cuando no han puesto un pie en el aula

Volviendo al tema y en mi humilde rol de profesora de Historia creo que son pocas las carreras que incentivan el desarrollo de competencias sociales por sobre las competencias cognitivas.

Se le da más ÉNFASIS a lo que el profesor tiene que enseñar por sobre cómo enseñarlo y cómo manejar sus emociones frente a lo que enseña. No estoy diciendo que la formación docente es "experta" en la entrega de contenidos sino que, haciendo un balance son más contenidos que habilidades sociales y emocionales que entregan.

Sin embargo, creo que también la responsabilidad es compartida. Debemos desarrollar mecanismos de aprendizaje, de reflexión docente para comprender que nuestra profesión no es sólo vocación y que necesitamos abordarlas a través de muchas habilidades que no se aprenden en un manual. Y tal y como dice el autor, es aquí donde radica la importancia de entender que las competencias cognoscitivas no aseguran el éxito laboral por el sólo hecho de tenerlas.

Es necesario que se acompañen de las competencias sociales y las emocionales, “que permitan a aquéllas visualizar las situaciones con claridad mental para adoptar decisiones óptimas” (p.26). En otras palabras, ¿los estudiantes becados de pedagogía serán capaces de desarrollar competencias emocionales por sobre las laborales? Me temo que no, y NOSOTROS... creo que muy pocas.”






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